martes, agosto 07, 2018

El master persigue a Casado


Raudo, y más para ser seis de agosto, convocó Pablo Casado una rueda de prensa, en la que hubo una audiencia periodística muy alta, para nada la de un soñado agosto, para explicarse y opinar sobre la decisión judicial que le complica su carrera política. La jueza que instruye el caso del máster cree que hay delitos que Casado puede haber cometido, pero como es aforado, se inhibe ante el Supremo. Ella seguirá llevado la causa de los compañeros de clase, sujetos a las mismas sospechas, pero será el Supremo el que investigue a Casado. Es un tema secundario, sí, pero en este caso el aforamiento vuelve a dar ventaja al cargo público frente al ciudadano de a pie. Esto habría que revisarlo profundamente.

El meollo del asunto es que, quiera reconocerlo o no, Casado tiene un serio problema con ese máster, y no sólo derivado de su actitud en aquel momento de estudio, cosa que serán los jueces los que tendrán que investigar, sino por todo lo relacionado con el organismo de la Universidad Rey Juan Carlos que detentaba el profesor Álvarez Conde. Visto desde fuera, ese instituto público adscrito a la universidad tenía todo el aspecto de ser un chiringuito destinado a expedir títulos a quienes debían tenerlos por una u otra causa, pago mediante. Son varias las causas abiertas al respecto, en las que no sólo está implicado Casado, ni mucho menos, pero que le acabarían afectando desde el momento en el que se ha convertido en una figura de gran exposición mediática. La imagen de regeneración que quiere vender el PP casa mal con un tema tan turbio, menor si se quiere en comparación a otros casos corruptos que todos tenemos en la cabeza, pero que indica unas prácticas, una forma de hacer las cosas, que nos lleva nuevamente al mundo de lo oscuro, lo podrido, lo otorgado por lo que soy y el cargo que ocupo, no por mi mérito. Casado y su equipo van a intentar, como todos los políticos, jugar a la baza del victimismo, la persecución, la cacería, que a veces funciona y a veces no, pero que siempre es enarbolado por aquel que ha sido pillado en falso. Si logra convencer a sus votantes para que no tenga efecto el caso logrará el control de daños que aspira alcanzar, pero con sus votantes en exclusiva sabe Casado que no puede volver a ganar elecciones. Sólo un sobreseimiento por parte del Supremo de este asunto le dejaría limpio de polvo y paja ante los suyos y los demás, y con las puertas abiertas para poder disputar el voto del espectro no socialista. Pero de mientras el caso esté en trámite podemos desayunarnos cada día con novedades al respecto, algunas ciertas, otras no, que pongan su figura y la del PP en entredicho. Esa debilidad ofrece una ventana de oportunidad aún mayor al PSOE para caer en la tentación de adelantar las elecciones. Imaginemos que, en un escenario negativo para Casado, el Supremo le imputa y le llama a declarar. Su imagen pública quedaría tocada, más allá de lo que puedan amortiguar las estrategias de comunicación del partido, y en ese caso una convocatoria electoral pillaría al PP en un estado cercano a la interinidad, con el líder debilitado y la formación dudosa sobre qué hacer. Sánchez ha dicho que no quiere adelantar las elecciones, pero esa es otra de las mentiras que todo político, y más siendo presidente, debe decir para no perder el privilegio y oportunidad de ser el que las convoque. Y más allá de especulaciones, parece seguro un adelanto electoral en Andalucía para octubre o enero, según lo que uno lea. El caso del máster no va a ser breve, me temo, y se puede convertir en un serio dolor de cabeza para el PP.

Una reflexión final sobre el valor de los estudios. Casado ha demostrado en las primarias tener más olfato (y colmillo) político que Soraya, pese a que las carreras académicas de ambos son opuestas. Vemos las dudas en torno a la de él, mientras que ella es licenciada y titular de una durísima oposición a abogacía del estado, en la que demostró su valía intelectual y memorística. ¿Quién tiene ahora mismo mejor carrera política? La respuesta ahora mismo parece obvia, aunque está por ver qué sucederá en unos meses, dada la afición de la política española a darnos sorpresas. En todo caso, padres, menuda papeleta tenéis para convencer a los hijos de que estudiar les dará un futuro más próspero, porque como se pongan a comparar entre uno y otra…

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