viernes, agosto 24, 2018

Trump y sus delincuentes socios


¿Está la presidencia de Trump al borde del abismo? Antes de darlo por sentado, no nos precipitemos. Nada de lo que sucedió en la campaña que llevó a Trump a la casa Blanca fue previsto y menos lo ha sido aún la desastrosa gestión que ejerce este personaje desde su escenario de poder, que degrada a cada día que pasa en él. Por ello, los que llevan casi dos años afirmando que esta puede ser la última semana de Trump en el poder debieran no seguir precipitándose en el vacío de sus deseos. El personaje ha demostrado tener aguante y ganas de seguir, y nadie, salvo unas elecciones, parece ser capaz de echarle. Esto va a ser muy largo.

Sí es verdad que las dos revelaciones judiciales de esta semana son explosivas, y suponen el mayor daño conocido hasta el momento no tanto a la imagen del presidente, sino a su manera de acceder al poder y comportarse. Los dos casos son muy distintos y tienen alcance diferente. El más leve, pero picante, hace refrencai a su exabogado, Michael Cohen. Cohen ha admitido ante el tribunal, para reducir su condena, que se pagó a un par de putillas con las que Trump se acostó para que mantuvieran su silencio, haciendo pasar esos pagos como gastos de campaña. Lo primero es infame, lo segundo es lo delictivo, a nivel federal, y puede llevar durante un tiempo a Cohen a la cárcel y servir para acusar a Trump de cometer un delito de financiación ilegal de campaña. ¿Cómo ha reaccionado Trump? Ciscándose en su abogado, ex, poniéndole a parir y admitiendo que se compró el silencio de “stormy Daniels” y alguna otra, pero con dinero de su propio bolsillo. Imagino a esa derecha cristiana exaltada, que apoya a Trump, cenando tras las bendiciones y oyendo a su líder diciendo que paga para compra el silencio de aquellas con las que se acuesta, y todo con un toque de orgullo tanto por el sexo practicado como por la chequera disponible. Trump trata así de eludir el delito de financiación ilegal, admitiendo los pagos y el sexo. ¿Qué opina Melania, la que me da más pena en esta historia, de todo esto? Ni se sabe ni, me temo, se sabrá. El otro escándalo es mucho más denso y profundo, tiene que ver con la trama rusa y afecta a Paul Manafort, el que fuera su jefe de campaña electoral en 2016. Manafort ha sido encontrado culpable de varios delitos financieros en los que aparecen pagos ucranianos y vías de financiación que están siendo investigadas por Robert Muller, el fiscal especial encargado de averiguar qué hay de cierto en las acusaciones sobre la manipulación rusa en las elecciones presidenciales que otorgaron la victoria a Trump. Como en el caso anterior, Manafort ha admitido delitos para tratar de rebajar su posible condena, que en este caso puede ser mucho mayor que la que le espera a cohen, y aquí la respuesta de Trump ha sido bastante diferente. Trump defiende a Manafort a ultranza, lo protege, acusa a los tribunales y a la prensa de haberse inventado historias falsas para acusarle y no duda en ningún momento de la honorabilidad del acusado y legalidad de todos sus actos. ¿indica esta diferencia de comportamiento que Trump sabe cuál es el caso mollar? ¿Qué es consciente de dónde se la juega realmente? Puede ser. El caso Manafort tiene de fondo una palabra, traición, que sobrevuela Washington desde el mismo día de la victoria de noviembre de 2016, y si bien es cierto que las acusaciones de financiación ilegal son serias y pueden poner en un brete a la presidencia, no son nada en comparación con unas pruebas que pudieran demostrar que Trump contó con apoyo ruso, directo o indirecto, financiero o no. Eso sería devastador, no sólo ya para su presidencia, sino para toda la política norteamericana. La idea de que Trump pueda usar su poder presidencial para indultar a Manafort indica hasta qué punto ese caso es el importante en esta historia.

¿Está el impeachment, el proceso de destitución presidencial, más cerca? Sí, pero eso tampoco indica nada, dado que de arrancar ese procedimiento tardaría tiempo en llegar a alguna conclusión, por lo que no sería nada automático. Lo que sí están cerca son las elecciones de mitad de mandato, en noviembre. Ahora mismo los republicanos controlan el Senado y la Cámara de Representantes, y eso hace que las órdenes de Trump sean leyes al momento. Si pierden alguna de estas cámaras el poder presidencial quedaría tocado y sus posibilidades reales, mermadas. Pongan el ojo en lo que pase de aquí a esas elecciones, en lo que los desnortados demócratas sean capaces de logar, y en que algo d cordura vuelva a las instituciones norteamericanas, donde el sucio paso de Trump no deja de mancharlas a cada día que pasa.

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo el lunes. Nos leemos el martes 28. Pásenlo bien.

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