viernes, octubre 26, 2018

Ver series alta velocidad


Leo, leo mucho. En ocasiones creo que bastante más de lo aconsejable para mi presupuesto y de lo que soy capaz de gestionar en volúmenes de papel en mi nanopiso. También escucho música, mucha, y en ocasiones simultaneo lectura y escucha, aunque a veces realizo ambas actividades en casa de manera separada, según como me dé. Esas dos aficiones ocupan casi todo mi tiempo de ocio, que es lo que queda tras bastantes horas de oficina y trabajo. A veces es un buen rato, otras no tanto, pero trato de sacar un buen hueco cada día, al menos para leer unas cuántas páginas todas las jornadas. No soy capaz de seguir el ritmo de novedades publicadas ni los objetivos de compra que a veces me pongo a mi mismo.

Como raro que soy, o fama que tengo, no estoy suscrito a ninguna plataforma televisiva de esas que están ahora tan de moda y no sigo la avalancha de series que nos invaden sin cesar. En las conversaciones de café y otros lugares escucho comentarios sobre unas y otras, y sumando a lo que leo en los medios acabo sabiendo por dónde van los tiros de lo que está ahora más en boga, de lo que parece mejor y de lo que parecía la bomba y se queda en petardos de feria, y uno de los comentarios habituales es el de la imposibilidad de gestionar la avalancha de contenidos, de producción que esas plataformas generan. Se ha convertido en costumbre habitual el pegarse una panzada de temporada completa de la serie que a uno le gusta, dado que ahora esas plataformas estrenan las temporadas con todos los capítulos. Lo de ver uno por semana y esperar a ver qué pasa se ha convertido en una antigualla, y el maratón de consumo es lo que se lleva. Es tal la cantidad de producción que los emisores detectan que empiezan a ser bastantes los que las ven de manera acelerada, a 1,X o 2 de su velocidad normal de reproducción. ¿Qué buscan los que así lo consumen? Quizás saciar su apetencia de dosis televisiva, y en no pocos casos el poder interaccionar con los que saltan al ruedo de las redes sociales para comentar, destripar, criticar, algunos incluso alabar, lo que se está viendo. Parece que hay carreras por ser el primero en devorar la serie, el producto, y tuitear al respecto, en un comportamiento que cada vez me recuerda a los enfermos de bulimia, que devoran la comida con un ansia ciega para luego vomitarla con una mayor intensidad aún. Cada pocos meses prensa y medios audiovisuales publican titulares del estilo de “las tropecientas series que no te puedes perder en los próximos meses” movidos sin duda por el interés económico, dado que algunas de las recomendadas son producidas por sus propios grupos empresariales, pero llamadas de este tipo surgen por doquier y alimentan una especie de carrera desenfrenada por el consumo, convirtiendo la red, plataformas y el salón de las casas en la versión moderna de esas carreras que veíamos antaño al inicio de las rebajas, con consumidores buscando desesperados la ganga para sentirse afortunados por lograrla y, sobre todo, dichosos al arrebatársela al de al lado. Las series se han convertido en una nueva especie de droga, o producto de necesario consumo para poder ser alguien, y eso ha disparado los clientes e ingresos de empresas como Netflix, Movistar o HBo, por citar a las más granes, que juegan con este efecto llamada, ofreciendo además la posibilidad de consumir sus productos en cualquier soporte y ocasión, lo que flexibiliza mucho su uso y favorece que el consumidor pueda rellenar momentos de ocio mucho más allá del salón de su casa. Ya no es raro ver personas consumiendo series en el metro o en cualquier otro lugar. La multipantalla ya es real y funciona a pleno rendimiento, para alegría de consumidores y, sobre todo, de productores y vendedores.

La duda que me surge en todo esto es dónde está el ocio, el disfrute, porque para mi consumir algo de esa manera no tiene nada que ver con el relax. Convertir el visionado de series en una actividad estresante, sujeta a unas necesidades de tiempo que se reducen y obligan a estrujarlas es algo totalmente contrario a mi idea de pasatiempo, de tiempo libre, de consumo de objetos y servicios para pasarlo bien. ¿Se relaja uno con esta manera de ver series? ¿Vivir a 1.7 de velocidad es descansar? ¿Cuántos desearían no vivir atenazados por la necesidad de tuitear o (perodón) instagramear lo que acaban de devorar? Cada vez que pienso sobre esto la sensación que me entra es que, para muchos, ver se ha convertido en un trabajo más, igual de estresante y con obligaciones al que se desempeña en el tiempo de no ocio. ¿Es así o sólo me lo parece?

Subo a Elorrio el fin de semana y me cojo el lunes festivo. Llega el invierno, así que abríguense de verdad. Nos leemos el martes 30

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