Extraña carrera la que están disputando el número de positivos y el precio del Mw eléctrico para mantener, entre ambos, atrapado al ciudadano en un bucle de miedo y susto. Si ante el coronavirus algunas medidas son útiles para evitarlo, siendo vacunarse la mejor de ellas, no hay pinchazo que nos salve del sangrante precio de la luz, que hoy alcanza un promedio máximo en España de 106 euros Mw, el más caro jamás registrado. Lo primero, tras el susto, tranquilidad, porque en nuestras casas no tenemos contratados Mw, sino Kw, por lo que eso supone que el pico del precio se sitúa en 0,106 euros kw hora, algo más del triple si usted tiene la potencia básica contratada de 3,3 kw y lo mantiene todo enchufado. Ese será el componente de coste de potencia consumida de su factura en el día de hoy.
Es más fácil saber a qué se debe el disparo de los precios que a la manera que existe, si la hay, para bajarlos. Normalmente los picos de precios se alcanzan en invierno y en verano, épocas en las que el consumo se dispara. En los momentos fríos las calefacciones, no pocas eléctricas, consumen mucho y tradicionalmente era el pico más alto del año. El pico del verano se asocia a los aires acondicionados, que no dejan de proliferar, y creo que ya es superior al antaño nivel máximo de consumo invernal. Gastamos más en refrigerarnos que en calentarnos. A todo esto se suma que un típico día de verano, como será el de hoy en España, es un regalo de enorme calor y nula brisa. Todo el parque de molinos eólicos estará completamente parado y su aportación al mix de producción, que entra a precios muy bajos, será nula, por lo que parte de su potencia instalada debe ser compensada con centrales de ciclo combinado de gas, que se encienden y apagan en función de la muy variable producción renovable y la evolución diaria de la demanda. Encender la central de gas implica dos costes. Uno, obvio, el gas consumido, otro, oculto pero real, la compra de derechos de emisión de CO2 a la que están obligados los productores de energía en el mercado de emisiones de la UE si realmente las efectúan. El molino no emite nada y no tiene costes ambientales, pero el gas sí. En estos momentos, de disparo económico global tras la relajación de muchas restricciones, y de tensiones en las cadenas de suministro de materias primas y logísticas varias, los precios del gas en el mercado internacional están muy caros, por lo que resulta mucho más costoso encender esa central de respaldo que hace unos meses, y el coste de los derechos de emisión en la UE no ha dejado de crecer, lo que tensiona el precio global. A la hora de formar el precio eléctrico en el mercado los oferentes, las empresas de energía, ponen sobre la mesa las fuentes de producción de que disponen (nuclear, eólicas, solar, gas natural, hidroeléctrica, etc) y van casando precios con demanda. Las que entran primero en el sistema son las más baratas y se va llenando la oferta acumulando sistemas de generación cada vez más caros hasta que se casa con la demanda, y es el precio marginal del último sistema que entra el que determina el precio medio final de toda la energía consumida, porque al hogar le llega kw, sean estos producidos por un salto de agua o por una central de ciclo combinado, son idénticos kw. La quietud del aire y la ausencia por tanto del componente eólico, unido a una demanda disparada por el calor tensiona ambas curvas y presiona al precio al alza, pudiéndose llegar a cifras como las que contemplamos hoy, que suponen un problema para el ciudadano medio, pero son un auténtico drama para PYMEs, negocios y empresas, consumidores de grandes cantidades de electricidad, que tienen en ella a uno de sus mayores costes, y a los que estos precios les abocana tener que ahorrar forzadamente en otras partidas para sobrevivir.
¿Van a bajar los precios en el futuro? Bueno, si estamos en máximos históricos dice la lógica que sea más fácil que acaben bajando que subiendo, pero algunos componentes, como el coste de los hidrocarburos o el de los derechos de emisión, van a seguir en cotas muy altas durante bastante tiempo. La bajada de temperaturas que se espera a partir del viernes y el posible mayor movimiento atmosférico del fin de semana, con vientos que puedan mover las aspas eólicas, debieran hacer bajar algo los precios, pero no nos engañemos, los precios altos están aquí para quedarse un tiempo largo. Al ciudadano le va a tocar convivir con ellos, adaptarse y tratar de optimizar, de ahorrar lo más posible.
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