No me gusta el fútbol, no lo soporto, y eso en este país (y en muchos otros) es una tortura. Ahora se acercan las horribles fechas del Mundial y me veo inmerso en una burbuja para buscar aislamiento de los miles de partidos del siglo de periodicidad diaria y las infinitas causas de la debacle española. Como en ocasiones anteriores, intentaré no ver nada de esto en televisión, pero no puedo evitar comentar la estafa que se ha hecho con lo de la emisión del mundial, el antenista y tomaduras de pelo afines.
A ver si logro entenderlo. Una cadena de reciente creación (la sexta, 6), creada por productoras televisivas y directivos afines al gobierno actual, cuya implantación y cobertura es ridícula, compra los derechos del mundial para emitirlos en abierto. Asimismo, Digital+, cadena monopolista en el mercado de pago, y de igual tendencia política que la anterior, compra los derechos para su emisión en codificado (a un precio mucho menor, claro). Los fanáticos del fútbol (es increíble, los hay..) se lanzan como posesos a abonarse a la cadena de pago o a sintonizar la 6, en ambos casos soltando dinero. Cuando resulta evidente que la 6 no puede garantizar la cobertura nacional de la emisión, todas las cadenas se presentan como alternativa para compartir los derechos. ¿Y qué hace la 6? ¿Ser legal y hacer una especie de de subasta pública abierta a todas las cadenas? No. Se le ocurre redondear el negocio y dárselo a Cuatro (4), cadena en abierto generalista de igual color que todas las anteriores y, junto con Digital+, propiedad de la misma empresa, Sogecable – Prisa. Al final, mira por donde, a 6 le sale gratis que la gente la sintonice y a 4 le sale prácticamente gratis emitir los partidos en abierto, y todo ello subvencionado por el gobierno para recibir a cambio un autobombo político continuo.
Si yo fuese un representante del resto de cadenas comerciales, o un sufrido televidente que se ha dejado dinero en ello estallaría de furia y pondría denuncias, pero, al poco, me sentaría, y me daría cuenta que esto no es más que otra de esas tretas de este gobierno consistentes en cambiar las reglas de juego cuando la partida va mal. Lo saben bien los de E-on en la OPA de Endesa, y algo similar está ocurriendo en el mal llamado proceso de paz. Eso sí, la jugada es redonda, magistral, y eso de ver a Michael Robinson compungido en la pantalla, o a Cristina Villanueva enternecida con un fuera de juego no tiene precio, como la mastercard de los amiguetes que han estafado a todo el país. Una jugada de 10.... para el gobierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario