Ayer fue concedido el premio Príncipe de Asturias de las letras al escritor norteamericano Paul Auster, un relativo superventas en España. La noticia le pilló mientras rueda en Portugal una película basada en “El libro de las ilusiones” una de sus últimas novelas, porque este señor, a parte de escribir le encanta el cine, tanto como para hacer guiones y rodar buenas películas, como “Smoke”, de hace ya algunos años. Por una vez puedo hablar de la obra de un galardonado de estos premiso, porque normalmente éste y el Nóbel se lo dan a alguien muy desconocido.
Me encanta Paul Auster, no puedo dejar de decirlo. Además es un autor que he descubierto este año. Allá por Enero me compré justamente “El libro de las ilusiones” que Anagrama había sacado en formato bolsillo. Tenía muy buenas críticas y me lancé. Lo devoré en dos días y me pareció, dentro de su relativa complejidad, como un soplo de aire fresco. Distinto, imaginativo, aleatorio..... me dije a mi mismo “este hombre escribe de maravilla”. Como la mayor parte de su obra está toda en bolsillo y a precios irrisorios empecé a comprarla. Ya llevo siete leídos y cada uno es nuevo, distinto. Es cierto que se nota que son del mismo autor, claro, pero poseen una imaginación y unos requiebros que no he encontrado en ninguna parte (quizás algo en Philip Roth, duro competidor de Auster ayer en, por ejemplo, Pastoral Americana). Además, cuentan historias de personas reales, (o no) que podemos ser nosotros mismos. No habla de unicornios azules ni cosas obtusas, no. Relata la vida de personas enfrentadas a problemas muy reales, y muy duros y difíciles. En general son historias con un final feliz muy real, es decir, no feliz del todo, pero poseen una sensibilidad y un arte enorme.
A veces me he preguntado estos meses, desde que puse en marcha esta apasionante aventura diaria de escribir, como yo puedo osar a publicar algo habiendo gente como Auster, que escriben como lo hacen, que sacan las palabras de una chistera mágica que parece no tener fin, y lo hacen tan fácil.... Si queréis un buen consejo, de verdad, no lo dudéis. Apagar la tele, olvidaros de códigos basura y otro tipo de placeres cutres que os ofrecen para evadiros, que muchos son falsos y, por lo que cuesta la copa en un bar, sumergiros en un auténtico alucinógeno mental y espiritual sin contraindicaciones. Cualquier libro de Auster os encantará, os lo prometo.
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