lunes, junio 26, 2006

Flashes como rayos

Este fin de semana he tenido boda en mi visita ritual a Elorrio. Aunque la ceremonia fue allí, la comida y demás tuvo lugar en Bergara, a no mucha distancia, la verdad. En un palacete de ensueño, en un salón jalonado de arcos sostenidos por bellos capiteles y fustes de arenisca protegida por un cristal aislante, estuvimos más de cien personas en una muy buena, larga y divertida comida, bien acompañados y rodeados pro tormentas y lluvia fuerte durante toda al tarde. Eso impidió usar el jardín anexo al palacio para ocio y recreo, pero no todo se puede, no.

La verdad es que los rayos y los flashes de las cámaras de fotos mosqueaban, porque unos parecían los otros y viceversa. Era curioso ver destellos variados y divertido distinguir cual era natural y cual artificial. Ganaron estos últimos, sobre todo porque las actuales cámaras digitales permiten lanzar fotos casi sin límite. De vez en cuando abandonaba la mesa y me asomaba a la carpa exterior, donde iba a tener lugar el baile, para ver si captaba un relámpago o distinguía un fogonazo en medio de las nubes, pero era muy difícil, porque no se trataba de una tormenta seca de verano, sin más bien de una enorme chaparrada de otoño en pleno día de San Juan. Tuvimos suerte de que la lluvia no deslució la parte más importante y peligrosa: la salida de la novia del coche, su llegada a la iglesia, porque a Leticia le puede llover y le llevan en Rolls, pero al común de las mortales, si les llueve en ese momento se les llena la cara no solo de gotas de lluvia, sino también de congoja y rabia. Luego, al cabo de los días, uno se olvida de eso, y se ríe, pero en el momento se pasa mal, y mojado peor.

Pero no pasó nada de eso. Todo salió adecuadamente, pudimos infiltrar a nuestro particular y querido “alien” como uno más y el día se recordará con alegría tormentosa. Me estoy convirtiendo en un experto en asuntos matrimoniales y ceremoniales, y no creo que eso sea muy bueno, pero que se le va a hacer. En breve podré asistir a otra ceremonia, intuyo que de corte más sobrio y estricto, pero no haré comparaciones, que no es bueno. Seguro que disfrutaremos un montón, aunque no se si en esa segunda el servicio de seguridad permitiría la presencia de nuestro querido y, a veces esquivo, octavo pasajero....

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