La vedad es que llevaba tiempo tratando de escribir sobre el asunto de la OPA de Endesa, que pasará a la historia como La OPA, así, con artículo determinado, desbancando a la que en su día trató de ejecutar el Banco de Bilbao sobre el Banesto, presidido por Mario Conde. En la OPA actual no pasa día sin noticia relevante, y el culebrón esta adquiriendo tintes dramáticos, mezcla de la saga de Dinastía de los años ochenta y de telenovela venezolana cutre, aunque en este caso no se ve el papel de la chica por ningún lado, aunque es cierto que hubo un intento de violación con eyaculación al principio, sobre una Endesa que no se dejó.
Lo confieso. Estoy perdido. Este asunto y el sumario del 11M, pese a que he intentado seguirlos en profundidad, me desbordan. Más o menos la secuencia de acontecimientos es esta. Las posiciones de partida estaban claras, ya que Gas natural contaba con el apoyo del gobierno, del PSOE y de la Generalitat de Cataluña. Manuel Pizarro y el consejo de Endesa contaban con el apoyo del PP, y ese enfrentamiento duro varios meses, en medio de declaraciones sonadas y meteduras de pata por todos lados. De repente, apareció el caballero blanco alemán de EON, acudiendo a salvar a Pizarro ya Endesa de las garras de Gas natural. Se inició una puja de ofertas y precios que la gasista no pudo seguir, y renunció, en medio de la alegría de los accionistas de Endesa, que veían como sus títulos subían a golpe de titular de periódico. Tras ganar esa batalla EON se ve como triunfador de la guerra, pero entonces surge ENEL, eléctrica italiana semipública, que con el visto bueno y apoyo del gobierno, y apoyándose en una empresa constructora española, Acciona, que no se sabe muy bien a que carta política juega, empieza a comprar acciones de Endesa y se hace con un paquete suficiente como para declarar que la guerra no ha terminado. EON se asusta y renuncia a la modificación de los estatutos de Endesa que había propuesto, para lo que la empresa había convocado Junta General de Accionistas, que fue suspendida de una manera tan brusca como se organizó. En medio de insistentes rumores de contraopa italiana a un precio disparatado, tras un acuerdo entre bambalinas con unos ministros muy indiscretos, los alemanes protestan al sentirse engañados, la Comisión Nacional del mercado de Valores, CNMV, bloquea ese rumor bloqueando una posible contraopa italiana hasta septiembre y EON repuja a 41 euros por acción. Y así más o menos creo que está el panorama a día de hoy, todo ello aderezado con decenas de demandas judiciales cruzadas entre estos y otros muchos actores.
Sobre el campo de batalla, económico y jurídico, hay ya varios cadáveres. Están La Caixa y Gas Natural, cuyo presidente Salvador Gabarró fue el autor de la frase del semen, de la que se habrá arrepentido varias veces. Hay dos ministros del gobierno de ZP, José Montilla y Joan Clos, que han demostrado ser unos incompetentes y unos bocazas, y varios órganos de regulación financiera, como la citada CNMV y la Comisión Nacional de la Energía, CNE, que han actuado de manera errática y al albur del momento. ¿Ganadores? Quizás Manuel Pizarro, actual presiente de Endesa, quijotesco donde los haya, que sigue ahí pese a todo, y los accionistas, que ven como sus títulos cada vez valen más. Pero el balance de la guerra es cruento y cruel. Qué película se podría hacer con todo esto, que folletín, que novelón.
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