Tras un decepcionante inicio de
año, lleno de titubeos, subidas discretas, bajadas seguras y sin poder escapar
de eso que se denomina movimiento lateral, el Ibex comenzó a subir con ganas a
mediados del verano, primero tímidamente, luego de una forma mucho más decidida
que el resto de bolsas mundiales, y desde entonces no ha parado. Creo que el
balance de las últimas ocho semanas ha sido positivo, y los
últimos ocho días ha marcado máximos anuales, dejando el registro el pasado
viernes en la cota del 10.001, un valor de psicológico, como dicen los
medios de comunicación.
Quedaría muy bien por mi parte
decirles que, como sigo la actualidad económica y financiera día a día vi venir
esta subida y allá por verano invertí dinero en la bolsa, y ahora les escribo
desde el colchón de mis ganancias acumuladas, pero eso no es cierto. No atisbé
para nada el cambio de ciclo bursátil, y cuando las cotizaciones subían en
agosto seguía pensando que sería un calentón de verano, nada serio. En
septiembre, a la vuelta de mis vacaciones, los valores seguían subiendo y, con
una ganancia acumulada por el índice que ya consideraba muy alta, decidí no
entrar. Como ven no he tomado ni una sola decisión correcta en estos meses, y aún
hoy sigo pensando que el Ibex está muy alto y que no quiero entrar, lo que
puede significar que, probablemente, todavía quede un intenso recorrido al
alza. En fin, como muchos inversores individuales, aún con los huesos molidos
por las bajadas de estos últimos años, asisto con bastante escepticismo a este
calentón de los valores, que lo achaco más a razones coyunturales y de dopaje
del mercado que a la recuperación económica que se vende en los medios, que a
mi modo de ver aún dista mucho de producirse. Es cierto que España ha tocado
fondo en su recesión y que a partir del tercer trimestre de este año, estos
meses que ya vivimos, observaremos tasas de crecimiento del PIB trimestrales
positivas, lo que es una muy buena noticia, y un primer paso para salir del
agujero, pero aún queda muchísimo. Suponiendo que esa tendencia positiva se
mantenga en el tiempo, cosa que está por ver, serían necesarios muchos muchos
trimestres para que el crecimiento empezase a tener influencia en la creación
de empleo y en la reducción del déficit público, momento en el que el impacto
de la recuperación empezaría a ser percibido por la población, que no nota en
su bolsillo estas subidas de la bolsa. En mi opinión, y como buen economista
que soy, puedo darles dos razones por las que sube el Ibex, y ninguna que justifique
porqué sabiendo esto no me metí en bolsa en verano. La primera es que, no me lo
negarán, España se ha abaratado mucho. La devaluación interna que estamos
practicando desde hace tiempo aumenta nuestra competitividad exterior, sí, y
coloca el cartel de “Ganga” en muchos de nuestros activos y empresas, lo que
hace que haya flujos de dinero internacional que acudan a quedarse con lo que
vean que es atractivo, tanto en bolsa como en el mercado inmobiliario. La segunda,
y más importante de todas, es que la política de liquidez infinita que practican
el BCE y la FED está generando un ciclo financiero desbocado, que funciona de
manera paralela a la realidad económica, que está inflando algunos activos y
generando distorsiones por doquier. Cada vez es más necesario que la FED
norteamericana empiece, de manera gradual y suave, a retirar sus estímulos para
tratar de atemperar los flujos que ha desatado, pero por ahora eso no se lleva
a cabo, Bernanke se “rajó” hace un mes y su sucesora, Janet Yellen, no es partidario
de hacerlo ya. Este asunto es de los que hay que seguir con mucha atención.
Y entre tanto, los capitales que empiezan a
salir de los mercados emergentes, que empiezan a frenarse por cuestiones
diversas, acuden en masa a nuevos mercados, entre ellos los europeos, que ven
como bajan sus primas periféricas y suben sus bolsas. Bienvenido sea este
dinero, y cualquier otro que acuda a nuestro país, pero sean conscientes de que
esta remontada financiera no está, de momento, muy relacionada con la recuperación
de la economía real, sumida todavía en una profunda depresión de demanda. Ojalá
veamos pronto datos que indiquen que esos flujos financieros se trasladan a la
actividad real pero, de momento, el subidón de bolsa es un mundo paralelo, y de
los brotes verdes mejor ni mencionarlos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario