jueves, octubre 24, 2013

Poco, casi nada, pero crecemos!!!!


Ayer el Banco de España hizo públicas sus estimaciones de crecimiento económico del tercer trimestre de este año, de Julio a Septiembre, y por primera vez, desde el primer trimestre de 2011, el dato es positivo. Una décima, un valor casi ridículo, pero mayor que cero. Es una buena noticia, sí, objetiva y que debe ser celebrada, pero cogida con cuidado. La economía española sigue siendo un grave enfermo que, tras años de dolores, quiere abrir los ojos y ponerse a hablar, pero su estado sigue siendo comatoso. No podemos pensar que la dolencia está superada por una bajada de la fiebre, no, pero es algo muy bueno que eso suceda. Y puede que hoy la EPA de ese mismo trimestre arroje un saldo de creación de empleo que también sería de celebrar. Ojalá.

Quiero centrarme hoy, más que en el aspecto puramente económico de esta cifra y de cómo hemos llegado hasta aquí, en la comparación con la actitud política ante este dato y lo que, para mi, debe ser el criterio técnico, profesional y no sesgado a la hora de valorarlo. Y la mejor manera de hacerlo es retrotraerse al pasado cercano. Si observan la gráfica del enlace que les he adjuntado en el primer párrafo verán que, tras el desplome de 2008 y 2009 tuvimos una recuperación liviana, que duro desde el primer trimestre de 2010 hasta el mismo periodo de 2001. De ahí en adelante hasta este momento todo ha sido descenso. Fue en aquella época cuando desde las instituciones se acuñó la malhadada expresión de “brotes verdes” que tuvo un origen internacional, pero que el gobierno de ZP que regía entonces el país acogió con la ilusión que se otorga a los recién nacidos. Esas tasas trimestrales bajitas, de no más allá del 0,2% eran vistas por el gobierno como el final de la crisis y el inicio de la prosperidad, mientras que la oposición, liderada por el PP, las calificaba de estafa, ridículas e insuficientes. Luego esas tasas positivas se esfumaron cuando Grecia dio por inaugurada la crisis de deuda soberana europea y todo se fue a la porra. Volvió la caída, que se llevó al gobierno del PSOE e hizo ganar las elecciones al PP, vinieron meses de ajustes duros, de caída continuada, de gobierno popular desnortado y desbordado, y en julio del año pasado Mario Draghi, con su discurso del “todo lo que sea necesario” para salvar al euro, nos quitó la soga del cuello. A partir de ahí la situación se ha ido estabilizando y hoy tenemos un crecimiento positivo… que es saludado por el gobierno del PP como una gran noticia y el inicio de la recuperación, mientras que la oposición, en la que participa el PSOE pero no encabeza, califica la cifra de, sí, sí, ridícula e insuficiente. El mismo juego de opiniones pero en su versión especular. Los que antes gloriaban el dato ahora lo ven infame y los que antes lo criticaban a rabiar ahora lo elevan a los altares. Y de paso los medios de comunicación y propaganda afines a cada uno de los bandos adoptan iguales posturas, ridículas a más no poder. El PSOE llegó a sacar un vídeo en 2010 con un brote de planta surgiendo de la tierra como metáfora de la recuperación que ya estaba ahí, y este Domingo era la portada del ABC la que incurría en idéntica, e igualmente ridícula, comparación. Si ustedes son de los que les gusta sumarse a las batallas banderizas y de consigna, en este caso lo tienen fácil. Acudan a la mesa de su contrincante ideológico y pídanle los bártulos y argumentarios que fueron usados hace un par de años, cambien las siglas de los textos (PSOE por PP y viceversa, con cuidado para no liarse) y ya puede acudir a tertulias, debates y foros de opinión con el discurso bien armado. Evidentemente yo no voy a incurrir en ese error. Un crecimiento positivo es bueno se produzca bajo el gobierno que fuere, uno negativo es malo, mande quien mande, y la euforia nubla la vista de quien por ella se deja someter.

En este sentido hay dos posturas en el gobierno del PP muy distintas, encarnadas por dos ministros del ramo, que son el ejemplo a rechazar y a seguir. Por un lado tenemos a Montoro, convertido en el propagandista de la recuperación, cuyas declaraciones son más propias de un mitin electoral que de tribuna ministerial, y por otro lado está Guindos, un hombre mucho más discreto en lo político, alejado del aparato del partido, que no está aquí por tener carnet ni depende de él, y que no deja de decir que el dato es bueno, pero que hay que tener mucho cuidado, porque es frágil y puede revertirse. No hay dos recuperaciones iguales, pero el riesgo de que esta se frustre como la anterior es muy alto. Hagamos como Guindos, seamos prudentes y trabajemos, y que haya suerte.

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