jueves, marzo 16, 2023

El BCE en su laberinto

El calendario de reuniones del BCE con decisiones de política monetaria se hace público al inicio del año, y hoy toca. La decisión prevista para esta reunión se anunció hace ya meses y es la de subir los tipos un 0,5% para seguir luchando contra una inflación que sigue desatada en la zona euro. Hasta aquí todo conocido, pero ahora viene el mundo real, que está lleno de incertidumbre. Nadie podía prever que en la semana de marzo en la que se reúne el BCE iba a desatarse un terremoto financiero que, iniciado en California, ya afecta a entidades europeas, hechas polvo desde antes, sí, y no de la zona euro, pero europeas.

A unas horas de la decisión, hoy a las 14:15 hora española, hay muchas dudas sobre lo que va a hacer el BCE. Las opciones son variadas. Un grupo de expertos dice que debe mantenerse en sus trece, llevar a cabo la subida de tipos prevista, porque su obsesión debe ser controlar los precios y manda así un mensaje de firmeza, y que en la posterior rueda de prensa debe tratar de infundir calma al mercado bancario europeo garantizando apoyo y líneas de liquidez si llega el caso. Otro grupo de expertos opina que una subida de tipos del BCE en la coyuntura actual es, pese a estar anunciada, muy peligrosa, y que contribuiría mucho más a exacerbar el caos financiero que a luchar contra los precios. Entre estos expertos hay subdivisiones, porque la mayoría opina que una solución de compromiso es que suba los tipos un cuarto de punto, la mitad de lo previsto, como señal de que le importa lo que le pasa en el mercado financiero, con el discurso de apoyo y estabilidad que antes mencionaba, y otro subsector de expertos opina que, directamente, el BCE no debe subir los tipos hoy, que debe quedarse en posición de “esperar y ver” y, con el discurso apaciguador que todos recomiendan, no mover ficha hasta que la marejada financiera se calme. Los defensores de las subidas creen que un movimiento de renuncia del BCE a mover tipos le dejaría a merced de los mercados, destruiría parte de su credibilidad en la lucha contra la inflación y dejaría a ese gran problema desbocado. Los defensores de que el BCE no suba los tipos opinan que el daño que puede causar con la subida a los balances bancarios en momentos de alta tensión puede ser mucho más intenso y rápido que todo lo sirva para frenar a medio plazo los precios, y que debe optar por el mal menor de la incertidumbre de precios frente al riesgo inmediato de fallas en entidades europeas que son objeto de supervisión por parte del regulador. Todas estas opiniones aquí mostradas son ciertas, y tienen gran parte de razón, y se basan en argumentos reales y en percepciones que no son nada desencaminadas. El problema es que no hace falta ser un genio para darse cuenta de que son incompatibles entre ellas. El BCE no puede subir y no subir los tipos. Más allá de las decisiones que tome vía rueda de prensa, donde Lagarde no es el sibilino genio que demostró ser Draghi, la verdad es que tiene que optar por algo. Los 0,5, el 0,25 o la nada. Leyendo a varios comentaristas ayer las apuestas se decantan porque optará entre la primera o segunda de las alternativas, es decir, que algo sí subirá los tipos, pero de no haber duda alguna sobre lo que iba a hacer a la situación actual hay un mundo, que es el desplome de la banca que se vive en todos los parqués bursátiles. La posibilidad de que estemos ante una tormenta intensa pero pasajera o ante el inicio de una recesión también es objeto de discusión entre muchos expertos, y a medida que pasan las horas la opinión se vuelve más lúgubre sobre lo que va a pasar en los próximos meses. Ha querido la fortuna que sea hoy el BCE el primero que tenga que examinarse ante una plaza llena de astados peligrosos, dejando a la FED la oportunidad de hacerlo después, por caprichos del calendario.

Los defensores de que el BCE no actúe con los tipos defienden, sin decirlo muy alto, un argumento perverso pero que tiene su aquel, que es que, si como parece, esto es el acto inaugural de la recesión a la que vamos, la inflación caerá por la destrucción de demanda fruto de la propia recesión, así que no es necesario tensar demasiado los tipos, que ya han provocado lo que buscaban. Puede ser, pero el problema es que sabremos si esto es realmente así dentro de unos meses, y las urgencias bancarias, suizas o no, están aquí y ahora, y los precios siguen disparados, en EEUU y en Europa. Hoy el BCE tiene una de las reuniones más difíciles de su historia, y todas sus opciones poseen un reverso, todas son malas desde algún punto de vista.

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